Hombre de Quebec culpable de tráfico de personas mediante tecnología en Ontario

“La víctima, forzada a atender hasta 500 clientes en un mes, revela la oscura realidad detrás de la innovación tecnológica”

ONTARIO | Un hombre de Quebec ha sido hallado culpable de tráfico de personas en un suburbio de Toronto, tras haber desarrollado una máquina de “proxenetismo automatizado” que obligó a una joven a prostituirse de manera incansable durante meses en Ontario.

La víctima, cuya identidad se mantiene en anonimato por una orden judicial, viajó a Ontario en 2020 con la intención de trabajar en la industria del sexo, bajo la promesa de recibir el 50% de las ganancias. Tras unos días trabajando para otro individuo de Quebec, en julio de 2020, se unió a Loic Aurel Simeu en Burlington.

Durante el primer mes, la joven de Montreal, de 19 años en ese entonces, atendió entre 400 y 500 clientes, según su testimonio ante el tribunal de Milton, en un suburbio de Toronto. El informe judicial de 70 páginas detalla que “Simeu aceptaba casi todas las solicitudes de los clientes”.

El acusado, de 32 años, creó “Gwapster”, un robot diseñado para automatizar ciertas interacciones con hombres interesados en servicios sexuales, aumentando la eficiencia y el número de clientes de la víctima. La joven se encontraba incapacitada para cerrar la aplicación por sí misma, resultando en visitas de clientes a cualquier hora.

El juez Clayton J. Conlan destacó la habilidad de Simeu para inventar Gwapster, lamentando que su talento no se hubiera aplicado en un ámbito más positivo y describiendo el software como una “máquina de proxenetismo automatizado”.

CUOTA ELEVADA

La víctima estaba obligada a permanecer en su habitación de hotel hasta cumplir con una cuota semanal de varios miles de dólares. Durante el juicio, Simeu admitió que había periodos de 11 a 14 días consecutivos durante los cuales la víctima no salió de la habitación.

El juez Conlan refutó la idea de Simeu de una “sociedad comercial justa”, destacando la desigualdad en la situación. La víctima tenía que entregar casi todos los ingresos, quedándose únicamente con los billetes de 5 y 10 dólares.

COMO UN ROBOT

Hacia mediados de diciembre, la joven se sintió “atrapada” y, un mes después, “menos que humana”, llegando a necesitar permiso de Simeu para acciones tan básicas como comprar una bebida. Para marzo de 2021, se veía a sí misma como “un robot” bajo el control de Simeu, lo que la llevó a abandonar a su proxeneta. Desde entonces, no ha vuelto a trabajar en la industria del sexo.

Por: Marcano Sin Tapujos

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