
Según los datos del Ministerio del Interior concretamente en el año 2020 el 50,8 % de las víctimas de delitos contra la libertad sexual fueron menores de edad. Esta violencia en menores victimiza mayoritariamente a niñas y adolescentes.
Todas las formas de violencia sexual tienen un impacto devastador en la vida de quienes la sufren, que incluye daños físicos y psicológicos a corto, medio y largo plazo.
En España existen varios organismos como el Ministerio de Sanidad o el Ministerio de Igualdadque enfrentan el problema de la violencia sexual en menores.
La Sociedad Española de Epidemiología ha alertado de que este tema, que considera un problema de salud pública, necesita una acción coordinada y multidisciplinar, y demanda más recursos para prevenirla.
Los epidemiólogos apuestan por la identificación temprana, el tratamiento adecuado, la colaboración con la justicia, la limitación de la pornografía y el apoyo emocional como claves fundamentales para proteger a niños y niñas de este problema social.
Maria Ángeles Rodríguez Arenas, experta del Grupo de Trabajo de Género, Diversidad y Salud de la Sociedad Española de Epidemiología, nos explica la importancia de abordar desde múltiples perspectivas la violencia sexual entre menores.
Prevenir la violencia sexual entre menores
La gran mayoría de las personas expuestas a diferentes formas de violencia sexual ejercida a menores son niñas y chicas adolescentes, mientras que los perpetradores, en su mayoría, son chicos adolescentes.
Para hacer frente a esta situación, la perspectiva de género y la importancia de lograr una igualdad de género juega un papel fundamental en la elaboración de estrategias de prevención.
“Lo primero que hay que intentar es concienciar a la propia sociedad de la gravedad de un problema que además es prevenible”, sostiene María Ángeles Rodríguez Arenas.
Según la experta de la SEE, la prevención de la violencia sexual tiene muchas aristas: desde la educación, desde las políticas públicas, desde las instituciones sanitarias… y todas ellas deben abordarse.
1. El poder de la educación: pornografía y sexualidad
“La educación es el pilar fundamental”, sostiene Rodríguez Arenas.
La SEE señala que la educación afectivo sexual, tanto de menores, como de personas adultas, es vital para acabar con este problema.
Desde la organización abogan por una educación que forme a niñas, niños y adolescentes en materia de derechos, conducta sexual o identificación de la violencia.
La educación en sexualidad contribuye a mejorar las actitudes de confianza y autoidentidady fomenta las relaciones equitativas.
“Para ser eficaz, la educación sexual tiene que estar basada en la igualdad, romper los estereotipos de genero, y donde sea fundamental la tolerancia cero con la pornografía entre menores, que es una malísima escuela”, defiende.
“Lo que aprenden de las relaciones sexuales, de los hombres y de las mujeres no se corresponde con la realidad”, recalca.
De este modo, si el primer acercamiento que tiene un menor a las relaciones sexuales se da a través de la pornografía, probablemente tendrán una visión muy distorsionada del sexo.
Por lo tanto, la promoción de un actitud más crítica hacia el uso y abuso de la pornografía desde edades
tempranas constituye unaestrategia clave en la prevención del problema, sostiene Arenas.
Asimismo, es importante informar a las familias, a la comunidad educativa y a otras personas a cargo, sobrecómo prevenir y detectar la violencia sexual infantil.
2.El sistema sanitario en la lucha contra la violencia sexual en menores
El sector de la salud juega un papel fundamental para proteger el bienestar de los y las menores.
La SEE defiende como pilares esenciales para la prevención, la identificación temprana y el tratamiento adecuadode los casos de violencia sexual.
Según afirma la organización, los y las profesionales de la salud, especialmente de la pediatría, psicología y Atención Primaria, deben contar con la formación necesaria para detectar precozmente estas situaciones y brindar apoyo y tratamiento a los niños y niñas afectados.
Los profesionales abogan por establecer e implementar protocolos claros para la atención sociosanitariade las víctimas, así como garantizar que estas reciban el apoyo emocional y psicológico que puedan necesitar.
“La salud sexual como la salud en general requiere un componente físico, mental y social y por lo tanto al abordar un problema de violencia sexual se debe tener en cuenta la identidad de la persona teniendo en cuenta lo psicológico, lo social y lo biológico”, expone María Ángeles Rodríguez Arenas.
Además de todos los problemas de salud física y mental, la violencia sexual supone también una carga económica sobre el sistema sanitario.
Según un estudio elaborado por el Observatorio de la Infanciaen el año 2018 se gastaron alrededor de mil millones de eurosen esta problemática, sin ni siquiera contar la prevención, la educación o la sensibilización.
3.La justicia y su abordaje de la violencia sexual en menores
Es fundamental que se denuncien los casos de violencia sexual infantil y que se castigue a los responsables para prevenir la repetición de estos actos.
Por ello, la SEE afirma que la justicia tiene unafunción crucial muy importanteen el abordaje de la violencia sexual en menores.
Acción conjunta para prevenir
Según los expertos de la SEE, la colaboración intersectorialentre el ámbito de la educación, la justicia y la salud es imprescindible, especialmente en la labor pericial que prosigue en la persecución de los delitos.
El hecho de revivir esta situación a través de las pesquisas policiales y el proceso judicial puede causar un grave daño psicológico y emocional a las víctimas.
“Se tiene que evitar la revictimización haciendo exploraciones únicas conjuntaspara evitar que la niña tenga que someterse a un análisis o revisión de los daños por orden judicial y luego otra vez tenga que hacerlo para el ámbito de la salud”, reclama la epidemióloga.
“Hay que poner el foco en evitar que las niñas y adolescentes tengan que repetir constantemente esa vivencia”, reafirma la experta.
Propone que esta exploración se haga una sola vez mediante una prueba que sirva para el sector de la justicia y para la salud.
Por ello, recuerda que “la violencia sexual en menores esun grave problema que hay que atajar, ya no se puede esperar más y para conseguirlo necesitamos una acción conjunta donde todos los sectores sepan cómo se debe actuar”.
Fuente: EFE